sábado, 28 de septiembre de 2013

Miraba al cielo todos los días.

¡Max, Max! Hoy tiene cuatro colores: el azul del fondo, el blanco de las nubes y dos estelas; una rosa y otra naranja.

Iba a por todas.
Y no estaba sola; tenía su estrella.
A veces, como todo humano, se presionaba.
Mierda, ¿por qué me presiono?
Cogió su libreta y apuntó: "DEBERÍA".
Arrancó la hoja y la rompió.
Te aguantas.
Y pensó que, si el cielo esperaba paciente y brillaba sin esfuerzo, por qué ella no iba a poder ser como él.
El cielo es único, sí.
No puedo competir con el cielo.
Es más, no me gusta competir.
Y menos con un amigo.

Ya lo sé:
Seré el arcoiris en un día de lluvia.

Ese será mi motivo.

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