Tienes cara de hacer lo que te apetece
cuando te apetece
y aún así, no hacer lo que te gusta.
De ser de abrazos fuertes
y dar muy pocos.
Tienes cara de quedarte con las ganas
cuando quieres de verdad.
De ser poco valiente
y apostar sólo en el póker
cuando juegas.
Tienes cara de negarte al amor
aunque sea a querer bajito.
Tienes cara de
no saber
quién
eres.
Pero sobre todo,
tienes mucha cara.